Sensei Paul Quintero - Monje Zen
La mente es un instrumento extraordinario si se usa adecuadamente. Mal empleada, sin embargo, se convierte en algo destructivo. Para darles una óptica más clara no es en verdad tanto el usar la mente inadecuadamente, en verdad uno usualmente no la usa en lo absoluto. Ella te usa a ti. Esta es la enfermedad. Tú terminas creyendo que tú eres la mente. Esta es la ilusión. El instrumento te ha controlado, poseído.
El sólo hecho de que tú puedas armar un rompecabezas o construir una bomba atómica no quiere decir que tú usas tu mente. Así como los perros muerden los huesos, a la mente humana le gusta clavar sus dientes en los problemas. Por eso armas rompecabezas y construyes bombas. En realidad no tienes un interés real en ninguna de esas dos cosas. Alguien controla a alguien. Déjame preguntarte: “En realidad ¿te puedes liberar de tu mente cuando deseas? Has conseguido el botón para apagarla?”.
Tú contestarás: “NO, no puedo hacerlo, quizás tan sólo por instantes muy cortos”.
Entonces, mi estimado amigo, la mente te está usando. Tú estás inconcientemente identificado con ella, así que ni siquiera sabes que tú eres su esclavo. Es casi como decir que estás poseído por ella sin saberlo. Entonces asumes que la entidad poseedora (la mente) eres Tú.
El comienzo de la verdadera libertad es darse cuenta de que Tú no eres la entidad poseedora. Tu no eres “el pensador”.
Saber esto te permite por primera vez observar a la entidad poseedora. En el momento en que comienzas a observar al pensador, un nivel más alto de conciencia se activa.
Entonces comienzas a darte cuenta de que hay una vasta esfera, un vasto espacio de inteligencia más allá del pensamiento, y que el pensamiento es apenas una mínima parte de esa inteligencia. Entonces podrás darte cuenta de que las cosas que realmente son importantes –la creatividad, la alegría, la paz interna, el amor surgen de alguna esfera más allá de la mente ordinaria.
Por eso, para llegar a esas verdades el hombre común debe meditar que se traduce literalmente como observar al poseedor. Sin la libertad que pueda aportarte un exorcismo (de tus propios demonios y entretenimientos que tu mente ha creado por tu identificación con ella), nunca podrás ver lo poseído que estás. Observar al pensador es la meta del Zen. Ese pensador es tu falso ego.
Toda persona se identifica con su pensador y vive una vida de ilusión, de dominio por parte de esa energía.
Hacer zazen, como lo explica el ideograma chino es igual a limpiarse, deshacerse del poder del “pensador”, exorcizarse. Sólo así puedes sentir la verdadera libertad de quien tiene el control y no la esclavitud del controlado. Tu no eres “El pensador”.
He querido compartir con ustedes una de las enseñanzas recibidas de mi apreciado Sensei, espero que esta reflexión les muestre el inicio del camino al despertar de la conciencia. Gassho.
5 comentarios:
Gracias por compartirlo.
Lecturas asi valen la pena ser apreciadas.
Cariños
Gracias Abue me complace que te haya agradado, abrazos.
Que añadir más? Pues totalmente de acuerdo. Tenemos el potencial suficiente para lograr aquellos que deseemos, sólo hace fala poner en práctica las técnicas mentales necesarias.
Buena entrada y bien explicado.
Vengo también a recordarte que te espero este sábado a la celebracion del aniversario de mi blog, no puedes faltar, lo pasaremos bien. Te espero!
Un fuerte abrazo
Beatriz
Pase a visitarte, deseandote una buena semana en compañia de seres queridos.
Cariños
Misdi
Te deseo un fin de semana que colme tus sueños!!!
Cariños
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